Luz Clara Roldan se encontraba en
su cama, recostada, vestida con la bata blanca que acostumbraba a llevar y los
pañales que hacían las veces de ropa interior, ahí con su cuerpo totalmente
encogido se hallaba esta señora de 75 años de edad, tal como la dejó la
enfermedad que la atormentó durante tanto tiempo, esa que le borró de la
memoria lo que en épocas entrañables fue, esa que poco a poco y cruelmente
desvaneció su vida y empaño la de sus seres queridos.
Para muchos el Alzheimer es la
enfermedad silenciosa ya que en cualquier momento de la edad adulta puede
atacar, dejando a la persona en un estado de decadencia total, ésta es el daño
mental progresivo que se caracteriza por la degeneración de células nerviosas
en el cerebro y una disminución de la masa cerebral, por consiguiente genera
una pérdida de memoria, sumado a la desorientación temporal y espacial que
causa hasta llegar al deterioro intelectual y personal.
Doña Luz Clara, era una persona dedicada
a su hogar, madre soltera y trabajadora por excelencia, cumplía con todos sus
deberes, se caracterizaba por su buena memoria y su extremo orden, era impecable
en su forma de vestir, siempre fue vanidosa y preocupada por su aspecto físico,
era difícil de creer que algo malo podría ocurrirle a sus escasos 63 años.
El Alzheimer es una enfermedad difícil
de prevenir puesto que no es fácil determinar a quienes se les va desarrollar,
no es cuestión de hacerse un examen de sangre y determinar quién tiene el problema,
como si ocurre con otras afecciones. Este trastorno degenerativo, puede estar ligado
a la edad en muchos casos, pues se considera favorecida por esta, aunque en
ciertas ocasiones se han encontrado personas con menos de 45 años que resultan
con indicios de Alzheimer.
En el caso de Luz Clara, resultó con
esta afección a sus casi 64 años de edad, empezó a tener pérdida de la memoria,
olvidaba, por ejemplo, dónde había dejado su toalla o cosas tan sencillas como
decir algo y al momento olvidarlo, a ella la pérdida de memoria no le preocupó,
pues era normal que a esa edad ya empiecen los achaques de la vejez.
No paso mucho tiempo para que Luz
Piedad Roldan, hija de Luz Clara, sí empezara a notar los cambios en su madre,
las tardes de ordenar una y otra vez su closet o la frecuencia con la que ya
empezaba olvidar lo que decía y hasta lo que hacía, sin importar que hace unos
cuantos minutos lo hubiese realizado.
“Empezó a ser más frecuente en
ordenar su guarda ropa, todos los días en horas de la tarde, sentía la
necesidad de ordenarlo, sacaba una y otra vez las prendas, las separaba, organizaba
e inmediatamente después, por colores, las situaba en los cajones. Esto lo
podía hacer por horas sin cansarse, uno le decía, mamá ya organizaste el closet
y ella solo respondía, no recuerdo haberlo hecho, era desconcertante”
En los inicios de ésta enfermedad
surgen pequeñas y casi imperceptibles pérdidas de memoria, como en el caso
de la señora Luz Clara, pero estos diminutos olvidos con el paso del tiempo se
hacen cada vez más notorios y poco a poco llevan al paciente a volverse una
persona extraviada en el tiempo, alguien que tendrá problemas para realizar
tareas cotidianas y simples, y también, otras más intelectuales, tales como hablar,
comprender, leer, o escribir.
Para Luz Piedad no fue fácil, asimilar que su madre tenía el Alzheimer,
una vez la diagnosticaron con este problema, investigó todo lo que pudo acerca
del tema, quedó sorprendida y asustada pues le parecía increíble que éste
monstruo de carácter irreversible se estuviera apoderando del cuerpo de Luz
Clara Roldan.
Esta enfermedad afecta a la memoria
en sus diferentes tipos y hace que su deterioro sea progresivo y a su vez mortal. Los afectados,
con el transcurso del tiempo desarrollan síntomas que comienzan con la pérdida de memoria a corto plazo, ésta
es básicamente la incapacidad para poder retener nueva información, luego
presentan pérdida de memoria a largo plazo, en esta etapa ya no pueden recordar
la información personal, como por ejemplo el cumpleaños o la profesión que ejercían
en su vida cotidiana.
Luz Clara, a medida que pasaron
los años, fue perdiendo, a parte de la memoria, capacidades mentales, ella ya
no razonaba, por lo que a su hija le tocaba limpiar los esfínteres que dejaba
en la cama la noche anterior, a causa de no saber ni siquiera usar el baño. En muchas
ocasiones Luz Clara, se olvidaba que debía entrar al sanitario o, peor aún,
olvidaba que se debía usar papel higiénico para limpiar las heces que hacía.
Luz Clara ya sufría otro de los síntomas
de esta peligrosa enfermedad y es la alteración en la capacidad de razonar, que
prácticamente los devuelve en el tiempo convirtiéndolos en niños, pues hay que
hacerles todo, con la diferencia que a un enfermo de Alzheimer por más que se
le enseñe jamás recuperará las facultad de hacer las cosas por sí solo.
Esta señora, quien antes era
aseada y arreglada, ahora parecía una anciana sin cuidado, y a la merced de los
demás, por más que su hija trató de darle lo mejor, el monstruo que se había apoderado
de su madre cada vez era más fuerte.
Luz Piedad, internó a su madre en
un ancianato especializado en este tipo de afecciones, pues a ella ya no le
quedaban fuerzas, no solo para atender a su madre, sino para ver en lo que se
estaba convirtiendo. En ese lugar doña Luz Clara Roldan, duró alrededor de 9
meses, en los cuales este monstruo atacó sin piedad y con crueldad la llevó a
un estado casi vegetativo, uno en el que, a sus 75 años de edad, la sorprendió la muerte.
Los constantes cambios de ánimo,
la pérdida de vocabulario, la falta de entendimiento, la desorientación de
tiempo y espacio y el descontrol sobre sus propios músculos son la combinación
mortal que tiene el Alzheimer para destruir en cuestión de años a su víctima.
Sin embargo, hay opciones
preventivas, La Fundación del Cerebro y la Fundación Española de Enfermedades
Neurológicas dan una serie de
medidas que se pueden llevar a cabo, tales como ayudar a la actividad cognitiva con
actividades como aprender hablar varios idiomas, tocar instrumentos musicales,
leer, estudiar una carrera, realizar actividades en grupo o practicar juegos intelectuales
como el ajedrez, llevar una dieta saludable y mantener un control sobre su salud
son importantes para que casos como el de doña Luz Clara Roldan no sucedan con más frecuencia.