Tinta Roja es una película peruana
dirigida por Francisco José Lombardi y basada en el libro homónimo del chileno
Alberto Fuguet, que narra la historia de un joven estudiante, Alfonso Fernández
Ferrer, aspirante a periodista quien llega al periódico sensacionalista El
Clamor con la expectativa de estar en la parte de Espectáculos pero corriendo
con la mala suerte de quedar como practicante en la sección de Policiales.
A partir de ahí se empieza a desarrollar
una historia sobre el trabajo que se debe ejercer como reportero, en este caso
la del joven y su equipo de trabajo, que, aunque empezó su ejercicio en algo que no le gustaba como la
crónica roja, se fue inmiscuyendo en un mundo donde los muertos eran noticia. Su labor era sacar
información acerca de los hechos, se valían de la falsa compasión hacia los demás,
hacia ese dolor ajeno que sentían los parientes del difunto en cuestión, en esa
tristeza que no se puede asimilar de igual manera que el lector, pues al ser periodista
y su finalidad la de contar una historia, se debe olvidar de sus sentimientos y
la dureza debe ser su mano amiga.
Dentro de la película, Lombardi
pretende transportarnos a ese mundo bajo y vil del periodismo sensacionalista, pues
desde su privilegiada posición de antiguo periodista, éste director es capaz de
ilustrar al espectador la maravillosa y cruel seducción del reporterismo
clásico, logra encaminarnos a una historia que con su mezquindad y sus
ambientes machistas y hasta corruptos, muestra la decadencia de un joven practicante
que va dejando sus principios, su inocencia, y su moral atrás, dando paso así a
un hombre que ni sus compañeros, ni su familia llegaron a conocer, un personaje
amoral y obsesionado por conseguir la información más exclusiva e íntima para
sus escritos.
Esta película es una trama llena
de obsesión y perversión por la primicia roja, esa que devela los detalles más
tristes y desgarradores de un hecho doloroso, pero que a su vez se convierte en
una fuente de información y trabajo para muchos periodistas de diarios que
tratan con esta temática, muestra las dos caras de la moneda y la falsedad de
una de ellas, al ser la otra objeto de su juego para sacar un titular que venda
drama al lector.
Tinta Roja trae consigo una gran
carga de enseñanzas que se construyen a través de las diferentes historias que ahí
se relatan como la del protagonista, Alfonso Fernández, o la del mitad seductor y mitad canalla, Saúl
Fáundez, jefe de la sección policial del Clamor, quien enseña con simplicidad
la realidad de un buen escrito, y no precisamente el que instruye en las
universidades sino ese que se aprende en las calles, en el diario vivir, en la búsqueda
de una noticia donde se meta al lector en la cabeza del muerto o del asesino en
cuestión.
Tinta Roja revela los límites de una
carrera difícil de llevar, hasta dónde un periodista es capaz de llegar por
conseguir la exclusiva y hasta qué punto puede dejar sus principios para
lograrlo. Ésta película deja un sin sabor al espectador, pues muestra la parte
inhumana del reportero y nos enseña, de manera cruda, una lección de
periodismo.
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