lunes, 12 de octubre de 2015

UN MONSTRUO LLAMADO ALZHEIMER

Luz Clara Roldan se encontraba en su cama, recostada, vestida con la bata blanca que acostumbraba a llevar y los pañales que hacían las veces de ropa interior, ahí con su cuerpo totalmente encogido se hallaba esta señora de 75 años de edad, tal como la dejó la enfermedad que la atormentó durante tanto tiempo, esa que le borró de la memoria lo que en épocas entrañables fue, esa que poco a poco y cruelmente desvaneció su vida y empaño la de sus seres queridos.

Para muchos el Alzheimer es la enfermedad silenciosa ya que en cualquier momento de la edad adulta puede atacar, dejando a la persona en un estado de decadencia total, ésta es el daño mental progresivo que se caracteriza por la degeneración de células nerviosas en el cerebro y una disminución de la masa cerebral, por consiguiente genera una pérdida de memoria, sumado a la desorientación temporal y espacial que causa hasta llegar al deterioro intelectual y personal.

Doña Luz Clara, era una persona dedicada a su hogar, madre soltera y trabajadora por excelencia, cumplía con todos sus deberes, se caracterizaba por su buena memoria y su extremo orden, era impecable en su forma de vestir, siempre fue vanidosa y preocupada por su aspecto físico, era difícil de creer que algo malo podría ocurrirle a sus escasos 63 años.

El Alzheimer es una enfermedad difícil de prevenir puesto que no es fácil determinar a quienes se les va desarrollar, no es cuestión de hacerse un examen de sangre y determinar quién tiene el problema, como si ocurre con otras afecciones. Este trastorno degenerativo, puede estar ligado a la edad en muchos casos, pues se considera favorecida por esta, aunque en ciertas ocasiones se han encontrado personas con menos de 45 años que resultan con indicios de Alzheimer.

En el caso de Luz Clara, resultó con esta afección a sus casi 64 años de edad, empezó a tener pérdida de la memoria, olvidaba, por ejemplo, dónde había dejado su toalla o cosas tan sencillas como decir algo y al momento olvidarlo, a ella la pérdida de memoria no le preocupó, pues era normal que a esa edad ya empiecen los achaques de la vejez.

No paso mucho tiempo para que Luz Piedad Roldan, hija de Luz Clara, sí empezara a notar los cambios en su madre, las tardes de ordenar una y otra vez su closet o la frecuencia con la que ya empezaba olvidar lo que decía y hasta lo que hacía, sin importar que hace unos cuantos minutos lo hubiese realizado.

“Empezó a ser más frecuente en ordenar su guarda ropa, todos los días en horas de la tarde, sentía la necesidad de ordenarlo, sacaba una y otra vez las prendas, las separaba, organizaba e inmediatamente después, por colores, las situaba en los cajones. Esto lo podía hacer por horas sin cansarse, uno le decía, mamá ya organizaste el closet y ella solo respondía, no recuerdo haberlo hecho, era desconcertante”

En los inicios de ésta enfermedad surgen pequeñas y casi imperceptibles pérdidas de memoria, como en el caso de la señora Luz Clara, pero estos diminutos olvidos con el paso del tiempo se hacen cada vez más notorios y poco a poco llevan al paciente a volverse una persona extraviada en el tiempo, alguien que tendrá problemas para realizar tareas cotidianas y simples, y también, otras más intelectuales, tales como hablar, comprender, leer, o escribir.

Para Luz Piedad no fue fácil, asimilar que su madre tenía el Alzheimer, una vez la diagnosticaron con este problema, investigó todo lo que pudo acerca del tema, quedó sorprendida y asustada pues le parecía increíble que éste monstruo de carácter irreversible se estuviera apoderando del cuerpo de Luz Clara Roldan.

Esta enfermedad afecta a la memoria en sus diferentes tipos y hace que su deterioro  sea progresivo y a su vez mortal. Los afectados, con el transcurso del tiempo desarrollan síntomas que comienzan con la pérdida de memoria a corto plazo, ésta es básicamente la incapacidad para poder retener nueva información, luego presentan pérdida de memoria a largo plazo, en esta etapa ya no pueden recordar la información personal, como por ejemplo el cumpleaños o la profesión que ejercían en su vida cotidiana.
 
Luz Clara, a medida que pasaron los años, fue perdiendo, a parte de la memoria, capacidades mentales, ella ya no razonaba, por lo que a su hija le tocaba limpiar los esfínteres que dejaba en la cama la noche anterior, a causa de no saber ni siquiera usar el baño. En muchas ocasiones Luz Clara, se olvidaba que debía entrar al sanitario o, peor aún, olvidaba que se debía usar papel higiénico para limpiar las heces que hacía.

Luz Clara ya sufría otro de los síntomas de esta peligrosa enfermedad y es la alteración en la capacidad de razonar, que prácticamente los devuelve en el tiempo convirtiéndolos en niños, pues hay que hacerles todo, con la diferencia que a un enfermo de Alzheimer por más que se le enseñe jamás recuperará las facultad de hacer las cosas por sí solo.

Esta señora, quien antes era aseada y arreglada, ahora parecía una anciana sin cuidado, y a la merced de los demás, por más que su hija trató de darle lo mejor, el monstruo que se había apoderado de su madre cada vez era más fuerte.

Luz Piedad, internó a su madre en un ancianato especializado en este tipo de afecciones, pues a ella ya no le quedaban fuerzas, no solo para atender a su madre, sino para ver en lo que se estaba convirtiendo. En ese lugar doña Luz Clara Roldan, duró alrededor de 9 meses, en los cuales este monstruo atacó sin piedad y con crueldad la llevó a un estado casi vegetativo, uno en el que, a sus 75 años de edad,  la sorprendió la muerte.

Los constantes cambios de ánimo, la pérdida de vocabulario, la falta de entendimiento, la desorientación de tiempo y espacio y el descontrol sobre sus propios músculos son la combinación mortal que tiene el Alzheimer para destruir en cuestión de años a su víctima.


Sin embargo, hay opciones preventivas, La Fundación del Cerebro y la Fundación Española de Enfermedades Neurológicas dan una serie de medidas que se pueden llevar a cabo, tales como ayudar a la actividad cognitiva con actividades como aprender hablar varios idiomas, tocar instrumentos musicales, leer, estudiar una carrera, realizar actividades en grupo o practicar juegos intelectuales como el ajedrez, llevar una dieta saludable y mantener un control sobre su salud son importantes para que casos como el de doña Luz Clara Roldan no sucedan con más frecuencia.

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