domingo, 22 de noviembre de 2015

DESPUÉS

Después de tanto, después de mucho, aun sigues aquí, clavada en este pecho que solo sabe respirar si estas cerca, si al unisono suspiras conmigo y me das de ese aire que me falta, ese mañoso que a veces se va.

Después de todo, mi mente no logra olvidar ese susurro que me regalabas al amanecer, esos que solíamos pasar cada tanto para no perdernos en la penumbra de la rutina, esos que eran perfectos a mis ojos cuando al despertar me clavaba en tu mirar.

Después del tiempo, ni el recuerdo se esfuma ni el dolor se calma, mi alma sigue atrapada en el cantar de tu amar, en ese que me consentía con cada beso, con cada caricia, con cada sonrisa.

Después de tanto pensar, siento que aunque ya no estás, de mi vida nunca te vas alejar, porque tienes el don de ser mi media mitad, esa que va por el mundo sin mi, pero que sabe que me tiene ahí, y es que cuando se ha amado de verdad no es fácil dar la espalda y partir.

Después y después aquí siempre estaré, a la orilla de las ganas con mis manos llenas de tal vez, esos que te sirven de colchón cuando tienes que caer, esos que son tu seguro cuando piensas desfallecer, porque después del siempre no hay un fin que termine con esto que construimos con el sello de la pasión y todo nuestro ser.

domingo, 15 de noviembre de 2015

SENTIMIENTO RETRAÍDO

Es esa manera en que me miras la que aun no he podido olvidar, esa forma de enredarte conmigo en la cama mientras el sol se asoma por la ventana, es esa inigualable e impredecible sonrisa la que aun extrañan mis ojos mirar, y es que tienes la facilidad de convertirlo todo en un paisaje lleno de vida, de brillo y de impecable belleza.

Cómo poder dejarte ir, si es que sigues aquí, impregnando cada rincón de mi memoria con esos momentos emblemáticos que agobian al corazón, esos que la soledad suple con su presencia ausente en un mundo donde mis sentidos se embriagan de olvido, uno en el que mi razón se aniquila con cada punzada certera de una locura cada vez mas notoria.

Cómo intentar no llamarte en las madrugadas, si es en ellas cuando mi alma esta limpia de orgullo y solo se atreve a mencionar un nombre, uno que si fuera canción pondría a repetir todas las noches para aprenderme su letra una por una sin dar paso a que fallen mis labios cuando quieran mencionarlo.

Cómo dejar simplemente de escribir lo que en días como hoy, llega a mi mente y mi corazón, pensamientos abstractos de sentido y surreales de amor, porque en medio de todo la conciencia, maldita conciencia, me grita desde el fondo que esto es solo un juego retorcido de mi nostalgia que me llena de una falsa ilusión.





domingo, 18 de octubre de 2015

RESEÑA: TINTA ROJA


Tinta Roja es una película peruana dirigida por Francisco José Lombardi y basada en el libro homónimo del chileno Alberto Fuguet, que narra la historia de un joven estudiante, Alfonso Fernández Ferrer, aspirante a periodista quien llega al periódico sensacionalista El Clamor con la expectativa de estar en la parte de Espectáculos pero corriendo con la mala suerte de quedar como practicante en la sección de Policiales.

A partir de ahí se empieza a desarrollar una historia sobre el trabajo que se debe ejercer como reportero, en este caso la del joven y su equipo de trabajo, que, aunque empezó su ejercicio en algo que no le gustaba como la crónica roja, se fue inmiscuyendo en un mundo donde los muertos eran noticia. Su labor era sacar información acerca de los hechos, se valían de la falsa compasión hacia los demás, hacia ese dolor ajeno que sentían los parientes del difunto en cuestión, en esa tristeza que no se puede asimilar de igual manera que el lector, pues al ser periodista y su finalidad la de contar una historia, se debe olvidar de sus sentimientos y la dureza debe ser su mano amiga.

Dentro de la película, Lombardi pretende transportarnos a ese mundo bajo y vil del periodismo sensacionalista, pues desde su privilegiada posición de antiguo periodista, éste director es capaz de ilustrar al espectador la maravillosa y cruel seducción del reporterismo clásico, logra encaminarnos a una historia que con su mezquindad y sus ambientes machistas y hasta corruptos, muestra la decadencia de un joven practicante que va dejando sus principios, su inocencia, y su moral atrás, dando paso así a un hombre que ni sus compañeros, ni su familia llegaron a conocer, un personaje amoral y obsesionado por conseguir la información más exclusiva e íntima para sus escritos.

Esta película es una trama llena de obsesión y perversión por la primicia roja, esa que devela los detalles más tristes y desgarradores de un hecho doloroso, pero que a su vez se convierte en una fuente de información y trabajo para muchos periodistas de diarios que tratan con esta temática, muestra las dos caras de la moneda y la falsedad de una de ellas, al ser la otra objeto de su juego para sacar un titular que venda drama al lector.

Tinta Roja trae consigo una gran carga de enseñanzas que se construyen a través de las diferentes historias que ahí se relatan como la del protagonista, Alfonso Fernández, o  la del mitad seductor y mitad canalla, Saúl Fáundez, jefe de la sección policial del Clamor, quien enseña con simplicidad la realidad de un buen escrito, y no precisamente el que instruye en las universidades sino ese que se aprende en las calles, en el diario vivir, en la búsqueda de una noticia donde se meta al lector en la cabeza del muerto o del asesino en cuestión.

Tinta Roja revela los límites de una carrera difícil de llevar, hasta dónde un periodista es capaz de llegar por conseguir la exclusiva y hasta qué punto puede dejar sus principios para lograrlo. Ésta película deja un sin sabor al espectador, pues muestra la parte inhumana del reportero y nos enseña, de manera cruda, una lección de periodismo. 

lunes, 12 de octubre de 2015

UN MONSTRUO LLAMADO ALZHEIMER

Luz Clara Roldan se encontraba en su cama, recostada, vestida con la bata blanca que acostumbraba a llevar y los pañales que hacían las veces de ropa interior, ahí con su cuerpo totalmente encogido se hallaba esta señora de 75 años de edad, tal como la dejó la enfermedad que la atormentó durante tanto tiempo, esa que le borró de la memoria lo que en épocas entrañables fue, esa que poco a poco y cruelmente desvaneció su vida y empaño la de sus seres queridos.

Para muchos el Alzheimer es la enfermedad silenciosa ya que en cualquier momento de la edad adulta puede atacar, dejando a la persona en un estado de decadencia total, ésta es el daño mental progresivo que se caracteriza por la degeneración de células nerviosas en el cerebro y una disminución de la masa cerebral, por consiguiente genera una pérdida de memoria, sumado a la desorientación temporal y espacial que causa hasta llegar al deterioro intelectual y personal.

Doña Luz Clara, era una persona dedicada a su hogar, madre soltera y trabajadora por excelencia, cumplía con todos sus deberes, se caracterizaba por su buena memoria y su extremo orden, era impecable en su forma de vestir, siempre fue vanidosa y preocupada por su aspecto físico, era difícil de creer que algo malo podría ocurrirle a sus escasos 63 años.

El Alzheimer es una enfermedad difícil de prevenir puesto que no es fácil determinar a quienes se les va desarrollar, no es cuestión de hacerse un examen de sangre y determinar quién tiene el problema, como si ocurre con otras afecciones. Este trastorno degenerativo, puede estar ligado a la edad en muchos casos, pues se considera favorecida por esta, aunque en ciertas ocasiones se han encontrado personas con menos de 45 años que resultan con indicios de Alzheimer.

En el caso de Luz Clara, resultó con esta afección a sus casi 64 años de edad, empezó a tener pérdida de la memoria, olvidaba, por ejemplo, dónde había dejado su toalla o cosas tan sencillas como decir algo y al momento olvidarlo, a ella la pérdida de memoria no le preocupó, pues era normal que a esa edad ya empiecen los achaques de la vejez.

No paso mucho tiempo para que Luz Piedad Roldan, hija de Luz Clara, sí empezara a notar los cambios en su madre, las tardes de ordenar una y otra vez su closet o la frecuencia con la que ya empezaba olvidar lo que decía y hasta lo que hacía, sin importar que hace unos cuantos minutos lo hubiese realizado.

“Empezó a ser más frecuente en ordenar su guarda ropa, todos los días en horas de la tarde, sentía la necesidad de ordenarlo, sacaba una y otra vez las prendas, las separaba, organizaba e inmediatamente después, por colores, las situaba en los cajones. Esto lo podía hacer por horas sin cansarse, uno le decía, mamá ya organizaste el closet y ella solo respondía, no recuerdo haberlo hecho, era desconcertante”

En los inicios de ésta enfermedad surgen pequeñas y casi imperceptibles pérdidas de memoria, como en el caso de la señora Luz Clara, pero estos diminutos olvidos con el paso del tiempo se hacen cada vez más notorios y poco a poco llevan al paciente a volverse una persona extraviada en el tiempo, alguien que tendrá problemas para realizar tareas cotidianas y simples, y también, otras más intelectuales, tales como hablar, comprender, leer, o escribir.

Para Luz Piedad no fue fácil, asimilar que su madre tenía el Alzheimer, una vez la diagnosticaron con este problema, investigó todo lo que pudo acerca del tema, quedó sorprendida y asustada pues le parecía increíble que éste monstruo de carácter irreversible se estuviera apoderando del cuerpo de Luz Clara Roldan.

Esta enfermedad afecta a la memoria en sus diferentes tipos y hace que su deterioro  sea progresivo y a su vez mortal. Los afectados, con el transcurso del tiempo desarrollan síntomas que comienzan con la pérdida de memoria a corto plazo, ésta es básicamente la incapacidad para poder retener nueva información, luego presentan pérdida de memoria a largo plazo, en esta etapa ya no pueden recordar la información personal, como por ejemplo el cumpleaños o la profesión que ejercían en su vida cotidiana.
 
Luz Clara, a medida que pasaron los años, fue perdiendo, a parte de la memoria, capacidades mentales, ella ya no razonaba, por lo que a su hija le tocaba limpiar los esfínteres que dejaba en la cama la noche anterior, a causa de no saber ni siquiera usar el baño. En muchas ocasiones Luz Clara, se olvidaba que debía entrar al sanitario o, peor aún, olvidaba que se debía usar papel higiénico para limpiar las heces que hacía.

Luz Clara ya sufría otro de los síntomas de esta peligrosa enfermedad y es la alteración en la capacidad de razonar, que prácticamente los devuelve en el tiempo convirtiéndolos en niños, pues hay que hacerles todo, con la diferencia que a un enfermo de Alzheimer por más que se le enseñe jamás recuperará las facultad de hacer las cosas por sí solo.

Esta señora, quien antes era aseada y arreglada, ahora parecía una anciana sin cuidado, y a la merced de los demás, por más que su hija trató de darle lo mejor, el monstruo que se había apoderado de su madre cada vez era más fuerte.

Luz Piedad, internó a su madre en un ancianato especializado en este tipo de afecciones, pues a ella ya no le quedaban fuerzas, no solo para atender a su madre, sino para ver en lo que se estaba convirtiendo. En ese lugar doña Luz Clara Roldan, duró alrededor de 9 meses, en los cuales este monstruo atacó sin piedad y con crueldad la llevó a un estado casi vegetativo, uno en el que, a sus 75 años de edad,  la sorprendió la muerte.

Los constantes cambios de ánimo, la pérdida de vocabulario, la falta de entendimiento, la desorientación de tiempo y espacio y el descontrol sobre sus propios músculos son la combinación mortal que tiene el Alzheimer para destruir en cuestión de años a su víctima.


Sin embargo, hay opciones preventivas, La Fundación del Cerebro y la Fundación Española de Enfermedades Neurológicas dan una serie de medidas que se pueden llevar a cabo, tales como ayudar a la actividad cognitiva con actividades como aprender hablar varios idiomas, tocar instrumentos musicales, leer, estudiar una carrera, realizar actividades en grupo o practicar juegos intelectuales como el ajedrez, llevar una dieta saludable y mantener un control sobre su salud son importantes para que casos como el de doña Luz Clara Roldan no sucedan con más frecuencia.

ELLAS VS ELLAS, UN PARTIDO PARA LA SOCIEDAD.

Eran las 10 de la mañana, hora justa para empezar el juego, dos equipos, un ganador. El primero vestía camisetas negras, mientras el segundo vestía de blanco, así era como lo habían estipulado antes de ingresar al terreno de juego, eran once amigas ahora rivales por el espectáculo del gol.

Comienzan las blancas, su delantera Tatiana toca el balón a su compañera Johana, mientras las demás se acomodaban para recibir el balón. Angie del equipo negro, sale corriendo para el contra ataque, pero con tan mala suerte que el balón ya no estaba en poder de su oponente, la jugadora del equipo blanco había resultado ser más hábil al pensar en rodar el balón antes de ser atacada.  

No era un juego de millones, no iban a ganar nada, solo estaban ahí, para hacer deporte, para emocionarse con sus jugadas, para celebrar que ellas también podían ser parte de la sociedad “normal”.

Transcurrían  los minutos y ambos equipos daban la pelea, parecían jugando un campeonato de la profesional, la gente alrededor se acercaba a verlas, muchos criticaban, murmuraban y daban media vuelta con un gesto de desaprobación, otros, por el contrario, se animaban, y aunque con cierto recelo por ser mujeres, compraban una cerveza y se disponían a ver estas chicas de diferente aspecto a jugar el fútbol como los expertos.

Eran ya las 10:30 de la mañana, no habían goles pero aún quedaba tiempo, las chicas de uniforme blanco tenían el balón, Luisa corría con éste a través de la cancha, iba por el lado izquierdo, viene su oponente, la intenta marcar, pero Luisa, hábil con la pelota, saca un enganche y sigue derecho, alza la mirada y logra ver a su compañera de equipo bien posicionada, pasa el balón y en una media vuelta, Tatiana, logra la primera anotación.

Los asistentes al partido gritan saltan y como en una copa mundial, celebran sin parar, los incrédulos y déspotas dibujan una pequeña sonrisa, intentándola disimular con comentarios ofensivos o de burla hacia lo que suceda, pero a pesar de esto la fiebre se contagiaba, todo el equipo blanco brinca sobre Tatiana, la delantera que marcó este primer gol, y la tumban en el césped falso de aquella cancha sintética, mientras ella en un intento por escapar de la montonera, solo se empieza a reír.

Medio campo y otra vez están listas para empezar. 10:45 de la mañana, bajo un sol que encandecía la mirada, esta vez son las del equipo negro quienes comienzan el juego, Lorena toca el balón a su compañera e intenta adelantar marca para recibirlo de nuevo, una barrera intentaban hacer mediante el toque, pero se vio interrumpida cuando la defensa de las blancas, muy atenta a la jugada, intercedió el esfero y cortó toda posibilidad de llegada de su oponente.

Seguía el paso del tiempo y ya se notaban cansadas, llevaban una hora y quince minutos jugando sin descanso, algunas habían arrimado a las mallas a pedir un poco de agua mientras el resto seguía la disputa por el balón, faltaban quince minutos para cumplirse lo debido en esa pequeña cancha del barrio San Luis que habían conseguido prestada, el dueño ya estaba rondando con mala cara para darle fin a ese momento lleno de alegría que las 11 mujeres disfrutaban.

Andrea, jugadora del equipo negro levanta la mano, está en el piso cogiéndose la canilla derecha, parece una lesión, todas, tanto el equipo blanco como el negro, se acercan a ver que sucedió, Ella levanta la mirada y con un gesto de gracia en su cara, saca una bolsa de agua de su espalda y moja a todas las demás, mientras dice, riéndose, “ya que, ya perdimos, acabemos esto y vamos a seguir disfrutando de nuestra compañía pero con cerveza en mano”.

Once jugadoras, once mujeres, once amigas, fueron las que esa mañana de domingo decidieron enfrentar al mundo jugando un partido de fútbol con todas las agallas y el ánimo puesto, mostrando a la sociedad que las juzga que no se necesita ser hombre para disfrutar de un buen compromiso deportivo.

viernes, 9 de octubre de 2015

CARTA 1

¿Alguna vez has sentido el corazón quebrado?

yo si, y es una sensación difícil de llevar, lo tengo en mil pedazos, esta regado dentro de esta habitación oscura y fría, no se como recogerlo, no se como armarlo, solo se que ya no está en su lugar.

Te fuiste y esta vez para siempre, llegaste para dejarme claro que aunque el amor que nos tenemos sea grande quedó en la historia, esa que dibujamos con paciencia, con ganas, con pasión, esa que hoy me duele recordar, y es que fui feliz contigo, en cada momento compartido, en cada viaje realizado, en cada mirada que nos regalábamos, lograba, con cada beso que me dabas, sentir la magia de subir al cielo, lo tocaba con mi alma y bajaba plena porque al abrir mis ojos estarías ahí, justo en frente de mi.

Me diste lo mejor estos años, verte era para mi el resplandor más bello de un día soleado, logras con tu sola presencia erizarme el cuerpo, me enseñaste amar, a dar lo mejor de mi, a vencer mis miedos y enfrentar una sociedad, me enseñaste el tesoro que es tu corazón, por eso lo cuidé como pude, porque es lo más valioso que ha pasado por mis manos y mi vida.

Gracias por ser mi cómplice y mi confidente, por compartir conmigo hasta las noches tristes, por cogerme la mano y subirme el animo. gracias por los bonitos recuerdos, esos que hoy me tienen escribiendo, gracias por llegar a mi vida de la manera mas inesperada y darle ese giro que necesitaba, por ser mi guía y mi bastón, por ser un todo al que hoy con todo el dolor en mi pecho debo decirle adiós.

Gracias por lo bueno y lo malo, porque de todo aprendí, pero sobre todo gracias por hacerme fuerte para poder dejarte ir.


martes, 6 de octubre de 2015

MALDITA MANÍA


Maldita manía de andar soñando

de creer que el amor puede ser duradero
de pensar tan siquiera que con un pequeño esfuerzo todo sale de aquél hueco

Maldita manía de andar idealizando un amor pasajero

de creer que todo puede ser imperecedero
que jamás dejas de importar y que a tu lado siempre van a estar,

Maldita manía de seguir retrocediendo en mi memoria

de sostener una esperanza casi muerta,
de alimentar mis ganas de mentiras,
y de aferrarme a lo imposible para no tener que ver mas allá de mis propias narices.